1.1 ¿Qué es la evaluación de riesgos en los laboratorios de tuberculosis?

El sistema de clasificación en cuatro niveles de bioseguridad (1 a 4) que se describe en el Manual de bioseguridad en el laboratorio² de la OMS proporciona amplias orientaciones sobre conceptos básicos de la bioseguridad para la elaboración de códigos de prácticas nacionales e internacionales. El reto para los directores de programas de tuberculosis y el personal de los laboratorios, particularmente en entornos con recursos limitados, ha sido el de convertir las asignaciones genéricas de grupos de riesgo y los niveles de bioseguridad en precauciones concretas pertinentes para las actividades en un país dado. El resultado es que la utilización de los niveles de bioseguridad 1 a 4 al describir las necesidades de los laboratorios de tuberculosis ha sido fuente de confusión a la hora de determinar qué precauciones son necesarias.

Las decisiones en relación con las medidas de bioseguridad más apropiadas para un laboratorio concreto deben adoptarse aplicando un enfoque basado en la evaluación de riesgos que tenga en cuenta los distintos tipos de procedimientos que se realizan en el laboratorio. Las evaluaciones de riesgos requieren un juicio cuidadoso: por un lado, subestimar los riesgos puede crear peligros relacionados con la bioseguridad, mientras que un exceso de rigor en las salvaguardias puede imponer cargas innecesarias, tanto económicas como de recursos humanos, al personal y a la dirección del laboratorio.

  • En la evaluación de riesgos en un laboratorio de tuberculosis se tiene en cuenta lo siguiente:
  • La carga bacteriana de los materiales (como las muestras de esputo y los cultivos) y la viabilidad de los bacilos tuberculosos.
  • La vía de transmisión de la tuberculosis.
  • Si el material manipulado y las manipulaciones necesarias en cada procedimiento tienen probabilidad de generar aerosoles infecciosos.
  • El número de maniobras de cada técnica que pueden generar aerosoles.
  • La carga de trabajo del laboratorio y de cada uno de sus trabajadores.
  • La ubicación del laboratorio.
  • La epidemiología de la enfermedad y la población de pacientes que atiende el laboratorio.
  • El nivel de experiencia y la competencia de los técnicos del laboratorio.
  • El estado de salud de los trabajadores del laboratorio (en especial los técnicos seropositivos para el VIH).

Además, es preciso tener en cuenta la capacidad del personal del laboratorio para controlar los peligros. Esa capacidad dependerá de su competencia, su pericia técnica y las prácticas microbiológicas de todos los técnicos del laboratorio; la integridad operacional del equipo de contención; los sistemas de protección del establecimiento, y la disponibilidad y el uso correcto de los debidos procedimientos operativos normalizados. En el recuadro 1 se expone en detalle la forma de realizar una evaluación de riesgos de procedimiento. Los cuadros 1 y 2 resumen las consideraciones empleadas para evaluar los riesgos de los laboratorios de tuberculosis en general y los riesgos asociados a la realización de distintos procedimientos en esos laboratorios. Estas consideraciones fueron utilizadas por el Grupo de Expertos para determinar los requisitos mínimos de bioseguridad necesarios para realizar distintos procedimientos en los laboratorios de tuberculosis

El director del laboratorio es el responsable de asegurar que las precauciones mínimas de bioseguridad se apliquen de la forma descrita en el presente manual, y de que se disponga de procedimientos operativos normalizados, equipo e instalaciones apropiados para apoyar el trabajo que se está realizando. Las precauciones del laboratorio en materia de bioseguridad deben revisarse periódicamente y modificarse cuando proceda, particularmente después de la introducción de nuevos procedimientos o técnicas.

Para garantizar que el trabajo se realice en las condiciones más seguras, los resultados de las evaluaciones del riesgo deben dictar el equipo de laboratorio apropiado, el equipo de protección del personal y las características de diseño de las instalaciones que han de incorporarse a los procedimientos operativos normalizados respecto de cada procedimiento que se lleva a cabo en el laboratorio.

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