5.5.1 Seguimiento de la respuesta al tratamiento y asignación de los resultados

El seguimiento de la respuesta al tratamiento se lleva a cabo mediante baciloscopia y cultivo de esputo mensuales. También se debe alentar a los pacientes pediátricos mayores con enfermedad por TB confirmada microbiológicamente a que produzcan muestras respiratorias para el seguimiento siempre que sea posible. La respuesta al tratamiento también se puede seguir mediante una evaluación clínica regular de los signos y síntomas. Se debe vigilar a los pacientes pediátricos para registrar los cambios en el peso, la talla y el IMC, utilizando las curvas de crecimiento apropiadas según la edad. No siempre es necesario repetir la evaluación radiológica durante el tratamiento, porque algunas alteraciones radiográficas pueden persistir a lo largo del mismo y después de finalizado, lo que no indica una mala respuesta ni fracaso del tratamiento. Sin embargo, el deterioro radiológico y la aparición de nuevas alteraciones (en comparación con el cuadro inicial) permiten reconocer una respuesta deficiente al tratamiento. Por tal razón, se deben repetir los estudios radiográficos si está indicado clínicamente. La definición actualizada de fracaso del tratamiento comprende situaciones en las que el esquema terapéutico de un paciente se ha dado por concluido o se ha cambiado permanentemente por otro esquema por cualquiera de las siguientes razones:

  • falta de respuesta clínica o bacteriológica al tratamiento;
  • reacción adversa a los medicamentos; o
  • indicios de resistencia adicional a medicamentos del esquema.

Las definiciones de los resultados del tratamiento y el marco de trabajo para la notificación relativos a los pacientes que recibieron el esquema totalmente oral de 9 meses para la TB-RR/MDR son los mismos que para los pacientes que recibieron los esquemas alargados (capítulo 10) (58). El fracaso bacteriológico del tratamiento se caracteriza por cultivos de esputo positivos persistentes desde el sexto mes hasta el final del tratamiento. Se puede determinar el fracaso del tratamiento antes de los 6 meses si se acompaña de un deterioro clínico importante, compatible con la progresión de la enfermedad por TB. La suspensión permanente de uno de los medicamentos clave (bedaquilina, fluoroquinolona, etionamida/linezolid o clofazimina, o dos o más de los demás fármacos del esquema) o de la isoniacida en dosis altas, el etambutol o la pirazinamida por reacciones adversas o por farmacorresistencia adquirida hará que se considere fracaso del tratamiento.

Es preciso dar seguimiento a todos los pacientes que reciben esquemas acortados para realizar una reevaluación clínica después de finalizado el tratamiento (en condiciones ideales, durante 12 meses), para detectar una posible recaída.

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