6.4 Beneficios

La recomendación firme para el uso del TAR se basa en parte en la evidencia indirecta derivada de su utilización en cualquier paciente con TB activa, que muestra notables efectos beneficiosos, así como una mortalidad muy alta cuando no se emplea el TAR (120), sobre todo en los pacientes con inmunodepresión profunda (cifras de linfocitos CD4 inferiores a 50/mm³) (121, 122). A falta de otros datos específicos relativos a los pacientes con TB-DR que reciben medicación de segunda línea contra la TB, la decisión sobre cuándo iniciar el TAR no debe diferir del enfoque que se aplica a los pacientes con infección por el VIH y TB farmacosensible. Así pues, el TAR debe iniciarse con independencia de la cifra de linfocitos CD4 y tan pronto como se tolere el tratamiento contra la TB, de preferencia incluso en un plazo de 2 semanas y no más de 8 semanas después de iniciar el tratamiento contra la TB (120, 123). Sin embargo, en el caso de los pacientes con TB, infección por el VIH e inmunosupresión profunda (por ejemplo, con cifras de linfocitos CD4 inferiores a 50/mm³), el TAR debe comenzar en las 2 semanas posteriores al inicio del tratamiento contra la TB (96).

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