10.1 Definiciones de los resultados del tratamiento

En noviembre del 2020, el Programa Mundial sobre Tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud convocó una consulta en línea y publicó nuevas definiciones de los resultados del tratamiento para la TB, que eran iguales para la TB-DS y la TB-DR (150, 151).

Los principios que orientaron la actualización de las definiciones fueron los siguientes:

  • la aplicabilidad a esquemas terapéuticos de diferente duración;
  • un menor énfasis en la división habitual entre las fases intensiva y de continuación;
  • la definición de criterios apropiados para la conversión (o reversión) bacteriológica en relación con las definiciones de “fracaso del tratamiento”, “curación” y “tratamiento completado”, que se basan en los conocimientos derivados de la microbiología;
  • considerar el uso de medios de diagnóstico apropiados para el seguimiento del tratamiento;
  • establecer parámetros claros para definir el fracaso del tratamiento, sobre la base de evidencia fiable de falta de respuesta u otras razones que motiven la decisión de cambiar o suspender el tratamiento; y
  • hacer lo necesario para un seguimiento clínico y programático práctico, y una aplicación factible.

También se propuso una nueva definición opcional, “éxito sostenido del tratamiento”, para uso exclusivo en la investigación operativa. El seguimiento posterior al tratamiento puede ser útil, si es viable (por ejemplo, en los pacientes con secuelas después del tratamiento) (152).

Las nuevas definiciones de los resultados del tratamiento se resumen en el cuadro 10.1.

Las definiciones de los resultados del tratamiento del 2020 permiten asignar un resultado del tratamiento a todos los pacientes con TB-DS o con TB-DR al finalizarlo (curación o éxito del tratamiento) o cuando se producen eventos desfavorables (por ejemplo, pérdida de contacto durante el seguimiento, fracaso o muerte).

Aunque se han armonizado las definiciones de los resultados del tratamiento, sigue habiendo ligeras diferencias entre las definiciones para la TB-DS y la TB-DR (por ejemplo, el seguimiento del tratamiento se basa en el cultivo de esputo en el caso de la TB-DR y en la baciloscopia en la TB-DS).

A pesar de que todavía quedan algunas fases de tratamiento diferenciadas en los esquemas actuales, la tendencia general es hacia los esquemas monofásicos. Por ello, es preferible no vincular las definiciones a las fases del tratamiento, y por lo mismo, se han modificado los umbrales de tiempo para declarar la curación o el fracaso del tratamiento.

Aunque se analizó el papel de las nuevas pruebas bacteriológicas, el seguimiento del tratamiento continuará dependiendo de las herramientas disponibles (es decir, el cultivo de esputo para la TB-DR y la baciloscopia para la TB-DS), a pesar de sus limitaciones.

Book navigation