7.6.2. Diagnóstico y tratamiento de la TB en la población infantil con desnutrición

La población infantil y adolescente con enfermedad por TB con frecuencia presenta un retraso del crecimiento o pérdida de peso (véase el capítulo 4). La desnutrición grave en la población infantil es uno de los principales factores de riesgo para contraer la TB. En los niños y niñas que reciben tratamiento nutricional o suplementos nutricionales, pero que aun así no logran ganancia ponderal o continúan perdiendo peso, debe considerarse la posibilidad de una enfermedad crónica como la TB y se deben examinar en consecuencia (6). La desnutrición puede causar un resultado negativo falso de la prueba de la tuberculina, debido a sus consecuencias sobre la respuesta inmunitaria mediada por células (6, 230).

La desnutrición aguda grave conlleva un riesgo alto de progresión rápida hacia la enfermedad por TB en la población infantil (véase el capítulo 4). Cuando al utilizar los algoritmos integrados de decisión sobre el tratamiento, un niño o niña presenta desnutrición aguda grave (definida como una puntuación Z del peso por la estatura inferior a ‑3 desviaciones estándar), debe examinarse aplicando todos los pasos del algoritmo A o B (en función de la disponibilidad de la radiografía de tórax), incluida la etapa de la puntuación. Si está al alcance, debe realizarse una prueba molecular de diagnóstico rápido recomendada por la OMS (Xpert® MTB/RIF o Ultra) o la LAM‑ICL en caso de presencia concomitante de infección por el VIH y si el resultado es positivo, debe comenzarse el tratamiento. Cuando hay un antecedente documentado de contacto con una persona con TB confirmada bacteriológicamente, también debe iniciarse el tratamiento de la TB en el niño o la niña. Si no ha habido contacto con un caso de TB y la puntuación total de los signos y síntomas (y la radiografía de tórax si corresponde) es superior a diez, debe tomarse la decisión de comenzar el tratamiento de la TB.

Cuando en la población infantil gravemente desnutrida se toma la decisión de tratar la TB, debe iniciarse un esquema de tratamiento de seis meses (2HRZ(E)/4HR). Estos niños y niñas no deben recibir el esquema de tratamiento de cuatro meses, dado que la evidencia fue limitada en el ensayo SHINE sobre este subgrupo (3, 86). Si hay una probabilidad alta de TB‑DR, debe iniciarse un esquema de tratamiento de segunda línea o derivar al paciente al nivel apropiado de atención. La población infantil y adolescente con infección por el VIH que tiene TB y está gravemente desnutrida corre un riesgo alto de respuesta desfavorable al tratamiento y de mortalidad y requiere una supervisión estrecha (6).

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