En la figura 3 se muestra el rendimiento posible del tamizaje en una serie de grupos hipotéticos en riesgo con un intervalo de riesgos relativos de TB (asumiendo una cobertura, aceptación, sensibilidad y especificidad del tamizaje de 100%). Como se observa en la figura 2.2, el rendimiento del tamizaje de la TB en un grupo en riesgo específico (en relación con el número de casos de TB detectados; eje de ordenadas) depende tanto del tamaño del grupo en riesgo (es decir, la prevalencia del factor de riesgo en la población general; eje de abscisas) como del riesgo relativo de TB en este grupo (eje z). El rendimiento también se ve afectado por la aceptación del tamizaje en el grupo en riesgo (véase el apartado 2.2.2) y la sensibilidad del enfoque (véase el capítulo 3).
A menudo, los grupos con el mayor riesgo de TB también son los más pequeños y los grupos con solo un riesgo moderadamente alto pueden ser muy grandes. Por ejemplo, la prevalencia de infección por el VIH en la población, la cual se asocia con un aumento del riesgo hasta de 20 veces, suele ser inferior a 1% (excepto en algunos países del África subsahariana) y el número total de contactos cercanos de una persona con TB (que también tienen un riesgo de TB sumamente alto) suele ser una fracción muy pequeña de la población total. Sin embargo, los factores de riesgo como la diabetes o la desnutrición o la vivienda en un barrio marginal superpoblado, que en general plantean riesgos relativos moderados de TB (en un intervalo de 2 a 3) podrían afectar a más de 10% de la población total.
Por consiguiente, el tamizaje de los grupos con el mayor riesgo a menudo procura un rendimiento total bajo desde el punto de vista del número absoluto de casos de TB detectados. Un rendimiento general alto del tamizaje puede ser posible solo si se logra una cobertura muy alta de tamizaje en grupos grandes que tienen un aumento moderado del riesgo de TB; sin embargo, en estos grupos el número necesario de personas a las que se debe realizar el tamizaje será más alto y podría dar lugar a un costo más alto por caso detectado que el tamizaje de grupos con riesgo muy alto. El riesgo de un diagnóstico positivo falso también es mayor en estos grupos. Por lo tanto, con frecuencia es difícil encontrar el equilibrio entre el interés por lograr un gran rendimiento total y la costo‑efectividad. En el cuadro 2.4 se muestra el número necesario de personas a las que se debe realizar el tamizaje de la TB con diferentes estrategias de tamizaje, por la carga de enfermedad en el entorno, según lo estimado a partir de los estudios revisados para las últimas directrices sobre el tamizaje de la TB. En el anexo C en línea de las directrices sobre el tamizaje, se presentan estimaciones equivalentes para otros grupos en riesgo.
