Enlaces transversales de Book para 6.2.2 CXR
La sensibilidad para el diagnóstico de TB de “cualquier imagen anormal” señalada en los informes de radiografías de tórax de pacientes pediátricos es de 84% y la especificidad de 91%. Por lo tanto, es más específico que el tamizaje por síntomas exclusivo. Sin embargo, las estimaciones de la exactitud de la radiografía de tórax no están desglosadas por grupo etario y las diferencias considerables de las imágenes radiográficas en función de la edad pueden dar lugar a diferencias importantes de sensibilidad y especificidad por grupo etario.
Las imágenes anormales causadas por la TB que se observan en la radiografía de tórax de pacientes pediátricos pueden diferir notablemente de las imágenes en los pacientes adultos. Si bien los niños mayores pueden tener una presentación de la enfermedad de “tipo adulto” como la enfermedad cavitaria, los cambios en la radiografía de tórax que se asocian con la enfermedad por TB en niños más pequeños pueden ser sutiles y difíciles de observar cuando la calidad no es óptima. Cuando se usa la radiografía de tórax en el tamizaje de la TB en la población infantil, se deben realizar proyecciones posteroanteriores y laterales. Además de la enfermedad cavitaria, otras de las imágenes anormales más frecuentes son las adenopatías hiliares, las adenopatías hiliares y paratraqueales, las adenopatías que comprimen las vías respiratorias, la consolidación neumónica con adenopatías, la TB miliar y el derrame pleural. En ocasiones puede ser difícil distinguir los ganglios linfáticos paratraqueales e hiliares anormalmente agrandados, de las estructuras vasculares normales. Estos signos sutiles de la radiografía de tórax en los niños más pequeños pueden alterar la sensibilidad y la especificidad del examen. Se puede solicitar la ayuda de un profesional con experiencia en la evaluación de la radiografía de tórax pediátrica con el fin de resolver las dudas sobre la interpretación. En la actualidad, la OMS recomienda un programa de DAC de la TB para interpretar la radiografía de tórax simple, como una alternativa a la evaluación humana (capítulo 4); sin embargo, esta recomendación se limita a las personas a partir de los 15 años y es necesario recoger más datos para validar el desempeño de la DAC de la TB en la población infantil.
La radiografía de tórax se puede usar en combinación con el tamizaje por síntomas (véanse las opciones de algoritmos de tamizaje de los contactos pediátricos en la sección 6.4). Sin embargo, la radiografía de tórax no está fácilmente disponible en muchos lugares y el desplazamiento hacia un centro que la ofrezca puede no ser factible para un cuidador, ya sea porque no puede encontrar el momento para hacerlo o no puede asumir los costos directos e indirectos del viaje, el tiempo, el apoyo o el servicio de radiografía. Se pueden utilizar unidades móviles de radiografía para llegar a grupos poblacionales que de otro modo no podrían acceder a un establecimiento de salud con dispositivos radiográficos. Estas, no obstante, requieren apoyo económico y logístico y, para tener utilidad clínica, una unidad móvil necesitaría un horario regular.
La radiografía de tórax emite una cantidad pequeña de radiación, pero el riesgo de radiación es muy bajo. En el capítulo 3 se describen otros aspectos relacionados con la ejecución de la radiografía de tórax, incluidos los beneficios y los inconvenientes del tamizaje en paralelo o en serie, que combina la radiografía con el tamizaje por síntomas.