Enlaces transversales de Book para 7.2.3. Management of asymptomatic neonates of mothers with TB
La enfermedad por TB debe excluirse en los neonatos nacidos de mujeres con TB presuntiva o confirmada. Debe determinarse el grado de contagiosidad y la farmacosensibilidad en la madre. No es necesario separar al neonato de su madre. La lactancia materna debe continuar y se aconseja a la madre que use una mascarilla quirúrgica cuando esté cerca del bebé (191). Mientras se realiza el tamizaje de la enfermedad por TB o la infección por TB, debe postergarse la administración de la vacuna BCG en los neonatos expuestos a la TB; la razón principal es que la vacuna BCG interferirá con la interpretación de la prueba de la tuberculina, disminuyendo su eficacia para diagnosticar la infección.
Los neonatos diagnosticados con infección por el VIH, según las pruebas virológicas tempranas, no deben recibir la vacuna BCG al nacer. La vacunación debe postergarse hasta que se haya iniciado el TAR y se confirme la estabilidad del lactante desde el punto de vista inmunitario (CD4 >25% en los menores de 5 años; cifra de linfocitos CD4 ≥200 en los mayores de 5 años) (véase el capítulo 3).
Los recién nacidos de mujeres con TB pulmonar confirmada bacteriológicamente, que se encuentren en buenas condiciones (sin signos ni síntomas de TB) deben recibir el tratamiento preventivo una vez que se haya excluido la enfermedad por TB. La administración de la vacuna BCG debe postergarse hasta después de la finalización del TPT. El esquema 3HR con la CDF de HR 50/75 mg, adaptada a la población infantil, es una buena opción para los lactantes que no han estado expuestos al VIH, pero se recomienda consultar con un especialista en neonatología. Si el lactante ha estado expuesto al VIH (p. ej., madre con infección por el VIH) y está en tratamiento con NVP, debe iniciarse el TPI (no se puede administrar un TPT con rifamicinas junto con la profilaxis de NVP, dado que las rifamicinas disminuyen los niveles de NVP y pueden dar lugar a un aumento de la transmisión maternoinfantil del VIH). Los lactantes que reciben TPT deben recibir piridoxina entre 5 y 10 mg/día. Se debe realizar un seguimiento y supervisión periódicos para detectar la aparición de síntomas o signos indicativos de TB. Si el lactante permanece asintomático después de completar el TPT, debe realizarse una prueba de la infección por TB (tuberculínica o IGRA), si está al alcance. Si el resultado de la prueba de la tuberculina o el IGRA es negativo o no están disponibles y el lactante es seronegativo frente al VIH, debe administrarse la vacuna BCG con una dosis normal para lactantes, dos semanas después de la finalización del ciclo completo de TPT (15, 31).
Si la madre no es contagiosa, debe examinarse al lactante para detectar la TB. Si no hay prueba de enfermedad por TB, debe hacerse un seguimiento periódico del lactante, con el fin de verificar que no surja la enfermedad por TB y se debe considerar la posibilidad de administrar el TPT.
Los recién nacidos de mujeres con TB‑RR/MDR deben derivarse hacia un experto local en el tratamiento de la TB‑RR/ MDR pediátrica. Se requieren medidas de control de infecciones, como el uso de mascarillas, con el fin de disminuir la probabilidad de transmisión al neonato (6).