Enlaces transversales de Book para 3.2.1 Treatment support
Al inicio del tratamiento, se deben considerar las opciones de administración del tratamiento que sean eficaces y adecuadas para cada paciente. El apoyo al tratamiento (que es una adaptación actualizada del tratamiento directamente observado) se define como la acción de otra persona (ya sea trabajador de la salud o prestador sin formación especializada) que ayuda a un paciente con TB a tomar sus medicamentos para la TB, brinda apoyo emocional o interviene médicamente (o reconoce cuándo es necesaria la intervención médica) en caso de falta de respuesta al tratamiento o de efectos adversos relacionados con la medicación. Sin embargo, en algunos subgrupos de pacientes con factores que influyen en la adhesión al tratamiento, determinadas formas de apoyo al tratamiento tienen más o menos probabilidades de aportarles un beneficio en comparación con lo que ocurre en otros pacientes; o es probable que ciertos tipos de apoyo al tratamiento (por ejemplo, según la ubicación del apoyo al tratamiento o el tipo de prestador del apoyo) funcionen mejor que otros. En consecuencia, es necesario hacer una evaluación al inicio del tratamiento con el fin de escoger la opción de administración más adecuada para cada paciente. El tratamiento proporcionado más cerca del paciente suele resultarle más cómodo y, por lo tanto, logra mejores resultados. Las opciones de apoyo al tratamiento aplicado en el hogar o en la comunidad, cerca del hogar o el lugar de trabajo del paciente, deben considerarse preferentes, ya que han mostrado resultados mejores que los del apoyo prestado en un establecimiento de atención de salud que suele estar más lejos del paciente que las otras opciones (15, 23).
La persona de apoyo al tratamiento de la TB debe mantener una estricta confidencialidad con respecto a la enfermedad y el tratamiento del paciente. En algunos casos, esto puede exigir la puesta en marcha de un sistema mediante el cual el paciente pueda recibir medicamentos sin que otras personas lo sepan. La persona de apoyo al tratamiento de la TB debe ser alguien con quien el paciente se sienta cómodo. Esta persona debe contar con la capacitación y las habilidades pertinentes. Aunque la evidencia muestra que el apoyo al tratamiento por parte de un trabajador de la salud, un prestador sin formación especializada o un familiar capacitados ofrece ciertas ventajas en comparación con el tratamiento autoadministrado, la supervisión por parte de personas sin formación especializada capacitadas o la realizada por trabajadores de la salud son las opciones preferentes, y la menos preferida es el apoyo prestado por un miembro de la familia (15).
En algunos entornos y circunstancias, el apoyo al tratamiento puede ser prestado por trabajadores de la salud y, en otros, por miembros de la comunidad capacitados para proporcionar el tratamiento de todas las formas de TB. El apoyo al tratamiento basado en la familia ha resultado eficaz en varios entornos, pero los trabajadores de la salud deben ser conscientes de que las relaciones familiares pueden ser complicadas para el paciente con TB y, en consecuencia, tanto el paciente como el familiar que le brinda el apoyo al tratamiento pueden percibir cierta manipulación o abuso sutiles que pongan en peligro la adhesión al tratamiento, el manejo de las reacciones adversas a los medicamentos y el acceso a los servicios de apoyo social. La capacitación y la educación de los trabajadores de la salud y los prestadores de apoyo al tratamiento son necesarias para garantizar la calidad de la administración del tratamiento. La capacitación y la formación pueden impartirse mediante tipos diversos de sesiones educativas sobre la adhesión al tratamiento, recordatorios gráficos o visuales, herramientas educativas y ayudas de escritorio para la toma de decisiones y como recordatorios.
Cuando el apoyo al tratamiento de forma presencial no es posible para el paciente ni para el prestador del apoyo, se puede considerar el uso de tecnologías digitales de ayuda a la adhesión terapéutica, como el tratamiento asistido por video, los SMS, las llamadas telefónicas u otros medios de comunicación, si se dispone de ellas y pueden utilizarlas tanto los prestadores de atención de salud como los pacientes.