7. Tratamiento de la TB extrapulmonar

La TB  extrapulmonar es una TB activa en órganos distintos de los pulmones. Cerca de 15% de los 7 millones de casos nuevos de TB que se notificaron a nivel mundial en el 2018 fueron de TB  extrapulmonar; en las regiones de la OMS, la prevalencia osciló de 8% en el Pacífico Occidental a 15-17% en África, las Américas, Europa y Asia Sudoriental, y 24% en el Mediterráneo Oriental (5). La Región de Europa de la OMS se enfrenta a una tasa cada vez mayor de notificación de TB extrapulmonar: en esta región, siete países (Finlandia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, Suecia, Turquía y Uzbekistán) notificaron más de 30% de los casos (39).

En conjunto, tanto en adultos como en niños, aproximadamente dos de cada tres casos de TB extrapulmonar corresponden a la TB pleural y la TB ganglionar (40). En entornos con gran prevalencia de la infección por el VIH, la TB ganglionar representa cerca de 10% de todos los casos de TB (41). Son menos frecuentes la TB osteoarticular, la urogenital, la intraabdominal, la pericárdica y la meníngea (40). La meningitis por TB es importante, dado que es grave desde el punto de vista clínico y también porque se puede prevenir en gran medida en la población infantil mediante la vacunación con el bacilo de Calmette-Guérin (BCG), preferentemente al nacer (42).

En comparación con la TB pulmonar, la TB extrapulmonar es más difícil de diagnosticar, ya que puede simular otras enfermedades específicas de determinados órganos, es difícil obtener muestras clínicas para situaciones bacteriológicas para el cultivo, y no siempre se dispone de pruebas de diagnóstico por imágenes digitales. Además, la TB extrapulmonar suele ser paucibacilar (40). Las formas de TB pericárdica, meníngea y diseminada (miliar) tienen más probabilidad de provocar un desenlace mortal.

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