2.4.3. Consideraciones relativas a la puesta en práctica

La población infantil con infección por el VIH debe ser objeto de un seguimiento estrecho en el sistema de atención de salud. En cada contacto con el sistema de atención de salud, se debe hacer el tamizaje de la TB en quienes viven en entornos con incidencia alta de TB. Dado el gran riesgo de progresión hacia la enfermedad por TB y la tasa elevada de mortalidad, también se debe hacer un tamizaje combinado de síntomas en cada contacto con el sistema de atención de salud, incluidos eventos como las jornadas de vacunación, las citas de salud materna, el tamizaje nutricional y las visitas de programas de apoyo alimentario. El tamizaje combinado de síntomas tiene baja especificidad, lo que puede conllevar un gran número de positivos falsos y la realización de más pruebas diagnósticas. No obstante, dada la elevada mortalidad debida a la TB no tratada en la población infantil con infección por el VIH, los beneficios del tratamiento de la TB superan por lo general el riesgo de hacer pruebas diagnósticas o instaurar tratamiento sin necesidad. Los trabajadores de atención de salud deben vigilar estrechamente el TPT o el tratamiento de la TB y mantenerse atentos a la posibilidad de diagnósticos alternativos.

Puede ser difícil determinar si un niño ha tenido un contacto estrecho con una persona con TB. Es importante hacer una investigación minuciosa de los antecedentes de exposición conocida de los progenitores o cuidadores y del niño. A menudo se tienen en cuenta los contactos del hogar, pero, sobre todo en zonas con incidencia alta de TB, el contacto estrecho puede producirse en diversos entornos comunitarios, como escuelas, guarderías y contextos religiosos. En un estudio realizado en Sudáfrica se indicó que solo la mitad de los niños con TB tuvieron un contacto del hogar conocido con una persona con TB, e incluso los niños de corta edad tenían gran riesgo de contraer la infección en la comunidad fuera del hogar (30). En entornos con incidencia alta de TB, se debe mantener un alto grado de sospecha de TB en los niños de corta edad, sobre todo en los que tienen una infección por el VIH o aquellos cuyo estado respecto a la infección por el VIH se desconoce. La población infantil con infección por el VIH, pero sin enfermedad por TB, debe recibir TPT según las directrices de la OMS (15, 28).

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