La población adolescente con TB a menudo presenta una enfermedad contagiosa típica de la forma observada en los adultos (p. ej., cavernas en la radiografía de tórax) y, por lo tanto, comporta un riesgo alto de transmisión en los hogares y entornos concurridos por períodos prolongados como las escuelas. La población adolescente afronta desafíos específicos debido a la presión de los compañeros y el temor a la estigmatización, la prevalencia mayor de enfermedades concomitantes como la infección por el VIH y los comportamientos que conllevan riesgos como el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias psicoactivas. Las personas de 10 a 19 años necesitan servicios adaptados que incluyan apoyo psicosocial pertinente y una interrupción mínima de la educación (5).
Desde el 2020, la OMS ha solicitado datos desglosados por edad sobre la TB en la población adolescente a los países con sistemas de notificación electrónica de casos individuales. Los datos de trece países con carga alta de TB que comunicaron a la OMS datos por franjas etarias de cinco años (de 0 a 4 años, de 5 a 9 años, de 10 a 14 años y de 15 a 19 años) para el Informe Mundial sobre la TB del 2021 muestran que las tasas de notificación en adolescentes de 15 a 19 años son relativamente altas en comparación con adolescentes más jóvenes (figura 7.2) (1).
El desarrollo dinámico físico, psicológico, emocional, cognitivo y social que atraviesa la población adolescente tiene implicaciones para su salud y bienestar. Pese a las características específicas de este grupo etario, sus datos de salud, incluso sobre la TB, a menudo se agrupan con los datos de la población infantil o adulta, lo cual significa que no se aborda la especificidad de sus necesidades, dificultades y resultados.
Figura 7.2. Tasas de notificación de casos nuevos de TB y recaída de TB por grupo etario en la población infantil y adolescente de trece países con carga alta de TB, 2020
Durante la elaboración de las Directrices unificadas de la OMS sobre el manejo de la TB en la población infantil y adolescente, en la revisión de la evidencia sobre la pregunta general “¿Cómo pueden participar de manera óptima en su atención los adolescentes con TB o que reúnen los criterios para recibir el TPT?”, los revisores adaptaron las cinco esferas del bienestar de los adolescentes como su marco conceptual (209): buena salud; vinculación y contribución a la sociedad; seguridad y entorno propicio; aprendizaje, competencias, educación, habilidades y aptitud para el empleo; sentido de agencia y resiliencia. La TB y el tratamiento de la TB tienen repercusiones negativas en estas cinco esferas.