Enlaces transversales de Book para 3.1 Screening tools
Las pruebas de tamizaje deben diferenciar las personas con una probabilidad alta de tener la enfermedad por TB de las personas cuya probabilidad de tener TB es muy baja. Una prueba de tamizaje no pretende ser diagnóstica, sino más bien reconocer el grupo de personas con la mayor probabilidad de enfermedad activa. El tamizaje siempre debe realizarse con un algoritmo de detección y diagnóstico; por lo tanto, si la persona tiene resultados de detección positivos, se deriva al paso siguiente en el algoritmo, que podría ser una herramienta de detección ulterior o una evaluación diagnóstica con pruebas bacteriológicas que confirmen o descarten la enfermedad por TB.
En general, es importante que las pruebas de detección tengan sensibilidad alta, ya que el objetivo es detectar temprano la enfermedad por TB, pero si la especificidad es baja en la etapa de detección, una proporción considerable de personas que participan en el tamizaje, que no tienen enfermedad activa, serán derivadas para otras pruebas de detección o evaluación diagnóstica, con costos adicionales. Por lo tanto, cuando se escoge el algoritmo de detección y diagnóstico es necesario tener en cuenta los objetivos del programa de tamizaje, por ejemplo maximizar la detección de casos (y por consiguiente, dar prioridad a la sensibilidad) o maximizar la eficacia (y por consiguiente, dar prioridad a la especificidad). Véase en la sección 3.2 un análisis más detallado de los algoritmos de detección y diagnóstico.
Las herramientas de tamizaje inicial en la población general y los grupos en riesgo alto (sin incluir a las personas con infección por el VIH) incluyen el tamizaje por síntomas para detectar características clínicas asociadas con la TB pulmonar (como tos, hemoptisis, pérdida de peso, fiebre o sudores nocturnos) y el tamizaje por radiografía de tórax o PDRm. En el cuadro 3.1 se muestra la exactitud de estas herramientas, observada en estudios de grupos de población sin infección por el VIH, a partir de una revisión sistemática presentada en el 2020 como parte de la actualización de las directrices sobre el tamizaje de la TB, usando como norma de referencia la TB con confirmación bacteriológica (30) (véase el anexo 2 para más información). Cabe señalar que la mayor parte de los datos sobre la exactitud de las herramientas de detección proviene de encuestas de prevalencia de TB, en las cuales el tamizaje de la TB se realiza en la población general en entornos con una carga de enfermedad alta. Por lo tanto, su desempeño en otros grupos de población y otros entornos puede diferir; en especial en los entornos clínicos, donde la población suele estar más enferma y las herramientas pueden funcionar menos bien.
Las herramientas y los algoritmos de detección destinados a las personas con infección por el VIH se analizan en el capítulo 5 y los destinados a la población infantil a la que se recomienda el tamizaje de la TB se examinan en el capítulo 6.
* Para las personas con infección por el VIH, véase el capítulo 5. Para más información sobre la revisión sistemática y los datos presentados aquí, véase el anexo B de las directrices, en línea).