5.1 Introducción

Desde el 2011, la OMS ha recomendado el tamizaje sistemático de la TB activa en las personas con infección por el VIH en cada visita a un establecimiento de salud. La recomendación se basa en el riesgo alto de TB y muerte en este grupo y en una brecha persistente en la detección de casos en el mismo. En el 2019, el riesgo de un caso nuevo TB en las personas con infección por el VIH era dieciocho veces mayor que en las personas sin esta afección y cerca de una tercera parte de las muertes por sida se debieron a la TB (2). En el 2019, se detectó solo 56% del número total estimado de casos nuevos de TB con serología positiva frente al VIH (2). La detección temprana y el tratamiento oportuno de la TB en las personas con infección por el VIH son fundamentales para disminuir la mortalidad.

Hasta la fecha, se recomienda examinar cuatro síntomas principales de TB en las personas con infección por el VIH, a saber: tos, fiebre, pérdida de peso o sudores nocturnos. El examen de cuatro síntomas que recomienda la OMS se aconseja en todas las personas con infección por el VIH en cada encuentro con un trabajador de salud, tanto para detectar la enfermedad por TB prevalente como para descartarla antes de iniciar el TPT. Sin embargo, la evidencia reciente indica que la exactitud del examen de cuatro síntomas puede ser insuficiente en todos los grupos de personas con infección por el VIH (35). Por lo tanto, para la actualización del 2021 de las directrices sobre el tamizaje de la TB se encargó una revisión sistemática y un metanálisis de los datos de pacientes individuales, con el objeto de evaluar el desempeño del examen de cuatro síntomas que recomienda la OMS y de otras herramientas de tamizaje en grupos de personas con infección por el VIH, cada uno con diferentes características clínicas e implicaciones para la su aplicación.

  • Personas con infección por el VIH en atención ambulatoria que no reciben TAR. Este grupo puede incluir personas con infección por el VIH recién diagnosticada, personas que suspendieron el TAR y acuden de nuevo a la atención y personas en fracaso del TAR. Este grupo corre un riesgo alto de enfermedad por TB o de reactivación de la TB debido a que su sistema inmunitario está probablemente debilitado. También corren un riesgo mayor de muerte y, por consiguiente, se precisa una estrategia de detección sumamente sensible y específica que garantice un inicio rápido del tratamiento de la enfermedad o de la infección por TB, según corresponda. En condiciones ideales, la detección de la TB en este grupo de la población se acompañará de una pronta inclusión en la atención del VIH/sida y el inicio del TAR. Se recomienda estadificar la enfermedad por el VIH y realizar pruebas como la LAM‑ICL o PDRm para descartar la TB en las personas con enfermedad avanzada por el VIH (es decir, cifras de linfocitos CD4 ≤200/μl o en estadio clínico 3 o 4) (12).
  • Personas con infección por el VIH en atención ambulatoria que reciben TAR regularmente. Una vez que estas personas acuden de manera regular a la provisión de TAR, es probable que hayan suprimido la replicación del VIH y por ello tengan una carga viral reducida y una recuperación importante de su respuesta inmunitaria. Esto disminuye la probabilidad de reactivación de la TB y de caso nuevo de TB activa. Por lo tanto, este grupo corre un riesgo menor de TB y su presentación fisiológica es semejante a la de participantes en el tamizaje sin infección por el VIH. Se debe realizar el tamizaje de la TB a las personas con infección por el VIH inscritas al servicio de atención en cada contacto programado en los servicios de salud, como parte de la atención integrada del VIH.
  • Pacientes con infección por el VIH hospitalizados en servicios médicos. En general, este grupo se encuentra en un estado agudo de enfermedad y requiere atención inmediata, que incluye detección, evaluación diagnóstica y tratamiento para disminuir el riesgo de muerte. Se debe realizar el tamizaje de la TB en las personas con infección por el VIH en todo episodio de hospitalización, sea cual fuere su estado con respecto al TAR.
  • Embarazadas con infección por el VIH. Este es un grupo clave de la población, dada la supresión del sistema inmunitario de la madre y la importancia de proteger la salud del feto. El tamizaje de la TB en este grupo debe integrarse con la prevención de la transmisión maternoinfantil y la atención prenatal.
  • Menores de 10 años con infección por el VIH. Este grupo de la población se aborda en la sección 6.3.

Los trabajadores de salud deberían sospechar la TB en toda persona con infección por el VIH. Cuando el tamizaje de la TB en estas personas es negativo y no presentan signos de TB activa se les debe ofrecer el TPT, si cumplen con los criterios para recibirlo.

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