3.2.1.1. Niños con infección por el VIH y recién nacidos

La vacuna BCG en la población infantil con infección por el VIH

Los niños con infección conocida por el VIH no deben recibir la vacuna BCG, ya que tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad diseminada por el BCG. Sin embargo, sí se les debe vacunar si están recibiendo TAR, se encuentran bien desde el punto de vista clínico y están estables desde el punto de vista inmunitario. Los niños estables desde el punto de vista inmunitario tienen un porcentaje de linfocitos CD4 superior a 25% (menores de 5 años) o una cifra de CD4 de 200/mm3 o superior (mayores de 5 años). En entornos sin acceso a pruebas de determinación de los CD4, la estabilidad inmunitaria se puede evaluar clínicamente, basándose en la ausencia de nuevas infecciones oportunistas y de cualquier otro signo o síntoma. Si se pueden hacer pruebas de la carga viral, una carga viral indetectable en combinación con el hecho de que el niño esté bien desde el punto de vista clínico sin presentar nuevas infecciones oportunistas satisface este requisito (31).

La vacuna BCG en los neonatos

Los recién nacidos de mujeres cuyo estado respecto a la infección por el VIH se desconoce deben recibir la vacuna BCG. Se debe vacunar a los neonatos con estado desconocido respecto a la infección por el VIH que son hijos de mujeres con infección por el VIH, siempre que no presenten indicios clínicos de una infección por el VIH y con independencia de la situación de la madre respecto al TAR. A todas las madres con infección por el VIH se les debe ofrecer tratamiento para reducir el riesgo de transmisión vertical del VIH.

Los neonatos con diagnóstico de infección por el VIH, confirmado mediante pruebas virológicas tempranas, no deben recibir la vacuna BCG al nacer. La vacunación se debe retrasar hasta que se haya iniciado el TAR y se confirme que el lactante está estable desde el punto de vista inmunitario (porcentaje de linfocitos CD4 superior a 25% en los menores de 5 años; cifra de CD4 de 200/mm³ o superior en los mayores de 5 años).

Los recién nacidos de mujeres con TB pulmonar confirmada bacteriológicamente que no presenten signos ni síntomas de TB deben recibir el TPT tras descartar la enfermedad por TB. Se debe hacer el seguimiento y vigilar con regularidad al lactante para detectar la aparición de signos y síntomas indicativos de una TB. Si el lactante permanece asintomático y sin infección por el VIH, se debe proceder a la administración de la vacuna BCG, usando una dosis para lactantes normales, dos semanas después de finalizar el ciclo completo de TPT (31). Véase la sección 7.2 sobre el manejo de los neonatos expuestos a madres con TB contagiosa.

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