7.4.1. Salud física y mental

La población adolescente corre el riesgo de contraer la infección por TB, de progresión hacia la enfermedad por TB y pérdida durante el seguimiento de la atención de la TB. Hay adolescentes con TB‑MDR o con coinfección por TB/VIH que afrontan un riesgo particular de resultados desfavorables del tratamiento, incluida la muerte. Los efectos adversos del tratamiento de la TB, sobre todo del tratamiento de segunda línea, tienen una repercusión negativa sobre la adhesión, la estigmatización, la salud mental y la calidad de vida. El consumo de sustancias psicoactivas o alcohol puede influir en los eventos adversos y los resultados de la atención de la TB, aunque no se conoce su prevalencia en la población adolescente con TB ni se han definido estrategias para reconocer y abordar el consumo de sustancias o alcohol. Faltan datos sobre el riesgo y los resultados de la TB durante el embarazo en la población adolescente.

Los factores específicos relacionados con el desarrollo y las vulnerabilidades en la adolescencia influyen en la participación de la población adolescente en la prevención y el tratamiento de la TB. Si bien la OMS recomienda considerar la población adolescente como un grupo destinatario del TPT (28), a menudo no se le da prioridad en la provisión del TPT y rara vez se notifican datos sobre la aceptación y finalización del TPT en este grupo de la población. Una menor adhesión al TPT se ha asociado con la estigmatización, los costos o las dificultades asociados con las citas al consultorio y la presencia de comportamientos que conllevan riesgos (210, 211).

Las dificultades relacionadas con el diagnóstico o el tratamiento de la TB en adolescentes se destacan en un número limitado de estudios y consisten en:

  • retraso u omisión del diagnóstico de TB en adolescentes (212, 213);
  • riesgo aumentado de adhesión deficiente al tratamiento de la TB, incluida la pérdida durante el seguimiento (214–219).

Se han descrito muchos factores que interfieren con la participación de los adolescentes en el tratamiento de la TB como las dificultades familiares, la pobreza, la estigmatización, la asiduidad laboral o escolar y la migración. La fatiga y los efectos adversos por el tratamiento tienen una repercusión negativa en la adhesión terapéutica, en especial de adolescentes con TB‑RR/MDR o coinfección por TB/VIH. La población adolescente a menudo se desvincula del tratamiento de la TB durante la fase de continuación, cuando sus síntomas mejoran y disminuye la frecuencia del tratamiento. El tratamiento directamente observado en los establecimientos con frecuencia es inaccesible o inaceptable por los adolescentes, debido a la estigmatización anticipada, preocupaciones sobre la confidencialidad, los costos de desplazamiento y la necesidad de asistir a la escuela o al trabajo. Las relaciones de apoyo con los miembros de la familia, los cuidadores y los prestadores de atención de salud favorecen la adhesión al tratamiento (220).

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