7.3 Uso de corticoesteroides adyuvantes en el tratamiento de la meningitis y la pericarditis por TB

Se recomienda el tratamiento con corticoesteroides para la meningitis y la pericarditis por TB, dado que los beneficios superan los posibles daños del tratamiento con corticoesteroides (1, 23, 37, 43, 46).

En los pacientes con meningitis por TB, la evidencia obtenida en ensayos controlados aleatorizados (47-51) mostró menores tasas de mortalidad, discapacidad grave y recaída de la enfermedad cuando los pacientes recibieron corticoesteroides además del tratamiento contra la TB. El beneficio en cuanto a la mortalidad fue mayor al aumentar la gravedad de la enfermedad. Además, las tasas de eventos adversos y de eventos adversos graves, incluida la hepatitis grave, fueron menores en los pacientes que recibieron corticoesteroides; por lo tanto, los corticoesteroides deben administrarse independientemente de la gravedad de la meningitis.

En una revisión sistemática (52-59), se observó en los pacientes con pericarditis por TB un beneficio del tratamiento con corticoesteroides en lo que respecta a la muerte, la pericarditis constrictiva y la adhesión al tratamiento. Cuando los estudios se consideraron individualmente, el estudio más amplio (1400 pacientes) y más reciente  – Investigation of the Management of Pericarditis (IMPI) – no reveló ningún beneficio de los corticoesteroides (54). Sin embargo, un factor que complica estos resultados es la infección por el VIH. En el estudio IMPI, 67% de los sujetos tenían infección por el VIH y solo 14% recibían TAR. Esto plantea la cuestión de si los pacientes inmunodeprimidos pueden haber obtenido un beneficio diferente de los corticoesteroides en comparación con las personas sin infección por el VIH o las personas con infección por el VIH que reciben TAR. En el estudio IMPI, un análisis suplementario de tan solo los pacientes sin infección por el VIH mostró un pequeño beneficio en cuanto a la mortalidad con el tratamiento con corticoesteroides. Sin embargo, en otro estudio más pequeño, de 58 sujetos, todos ellos con infección por el VIH, se descubrió que los corticoesteroides reducían la mortalidad (55). Otros estudios de la revisión no abordaron la cuestión de la infección por el VIH y la mortalidad.

En lo que respecta al uso de corticoesteroides en la pericarditis por TB, en un estudio se observó un aumento de los cánceres relacionados con el VIH (linfoma no hodgkiniano y sarcoma de Kaposi) (54). Sin embargo, este aumento parecía estar causado por la coadministración de inmunoterapia (M. indicus pranii). El aumento de los cánceres no se confirmó en otro estudio (38). Los profesionales deben evaluar cuándo son necesarios los corticoesteroides intravenosos y cuándo las formulaciones orales pueden ser igual de eficaces.

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