3.3 Consideraciones relativas a la puesta en práctica

El esquema de 6 meses basado en la rifampicina es el esquema estandarizado para el tratamiento de la TB-DS en muchos países y lo ha sido durante muchos años; por lo tanto, hay mucha experiencia en el uso de este esquema.

Las pruebas de diagnóstico rápido y el uso generalizado de las PSF son una meta recomendada para todos los PNT (4). En los entornos donde todavía no se dispone habitualmente de los resultados de las PSF para guiar el tratamiento de cada paciente, se recurre a los antecedentes del paciente y al criterio clínico para tomar decisiones sobre el uso empírico de este esquema.

Entre los problemas de diagnóstico están la gran distancia a la que se encuentran los establecimientos que disponen de medios de diagnóstico de la TB de calidad, las dificultades técnicas para realizar estas pruebas y la dificultad de acceso a los servicios de salud. La pandemia de COVID-19 ha complicado aún más el acceso rápido y generalizado al diagnóstico de calidad de la TB. Además, el diagnóstico de la TB en la población infantil es particularmente difícil.

Los PNT deben obtener y utilizar la vigilancia de la farmacorresistencia específica de su país para estimar el nivel de la TB-RR/MDR. Los estudios periódicos de prevalencia de la farmacorresistencia o la vigilancia continua en cada país son esenciales para el seguimiento del impacto del esquema y del programa de tratamiento en general (1).

Para mejorar la adhesión al tratamiento y reducir al mínimo la aparición de TB-RR/MDR, es fundamental que los PNT garanticen el apoyo adecuado al tratamiento en el contexto de la atención centrada en el paciente. La puesta en práctica del apoyo y la atención durante el tratamiento requiere recursos para garantizar una adhesión óptima y proporcionar educación y asesoramiento al paciente (1). Es importante educar y apoyar a los pacientes, para asegurarse de que finalizan el tratamiento tomando todas las dosis prescritas en el período de tiempo previsto (1).

Se considera que la administración diaria es óptima, ya que reduce la probabilidad de seleccionar cepas mutantes resistentes. Sin embargo, esta posología puede suponer un reto para los PNT en lo que respecta a la provisión de apoyo diario al tratamiento.

El uso de formulaciones con DFC puede proporcionar beneficios programáticos, al facilitar el pedido de medicamentos, simplificar la gestión de la cadena de suministro, reducir la aparición de desabastecimientos y facilitar la entrega y la prescripción de medicamentos. Las formulaciones con DFC con biodisponibilidad demostrada también pueden aportar beneficios adicionales, sobre todo en los entornos con muchos pacientes con TB y un número limitado de trabajadores de salud, ya que las formulaciones con DFC reducen la necesidad de personal atención de salud adicional y de capacitación en materia de dosificación y dispensación de los medicamentos, al tiempo que contribuyen a reducir la cantidad de comprimidos o cápsulas que deben tomar los pacientes. Sin embargo, el uso de las formulaciones con DFC carece de la flexibilidad asociada al uso de formulaciones de comprimidos sueltos, por lo que las formulaciones con DFC no siempre proporcionan una dosis óptima a todas las personas (1).

Los PNT necesitan adquirir una cantidad de formulaciones de comprimidos sueltos o de un solo fármaco para determinadas condiciones de tratamiento. Disponer de formulaciones de un solo fármaco también sería beneficioso para los programas en caso de reacciones adversas a los medicamentos para la TB, cuando haya que reintroducir los fármacos de uno en uno (véase la sección 8 para obtener más información) (1).

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