5.2.6.2. Consideraciones relativas a la aplicación: tratamiento de la meningitis por TB

Preferentemente, se debe hospitalizar a la población infantil con meningitis por TB para iniciar el tratamiento y realizar un seguimiento estrecho. Se debe evaluar a los menores de 2 años con TB miliar para detectar una meningitis por TB, independientemente de si tienen síntomas relacionados con el SNC. Si, por cualquier motivo, no se evalúa a estos niños en busca de una meningitis por TB, se puede considerar la extensión del tratamiento a 12 meses.

El esquema intensivo corto es una opción para la población infantil con meningitis por TB farmacosensible confirmada bacteriológicamente o diagnosticada mediante criterios clínicos (probable). El esquema es adecuado para la población infantil y adolescente sin evidencia de farmacorresistencia y para la población infantil y adolescente con una probabilidad baja de tener una TB farmacorresistente (p. ej., los que no tienen factores de riesgo de ninguna forma de TB‑DR).

Los datos sobre la población infantil y adolescente con infección por el VIH tratada con el esquema intensivo corto fueron limitados, por lo que el esquema convencional de 12 meses se debe usar en la población infantil y adolescente con infección por el VIH y meningitis por TB. En la población infantil y adolescente con infección por el VIH, se debe retrasar el TAR al menos cuatro semanas (e iniciarlo en un plazo máximo de ocho semanas) tras el inicio del tratamiento para la meningitis por TB (véase la sección 7.1). En Sudáfrica, donde se utiliza este esquema, la población infantil y adolescente con infección por el VIH recibe nueve meses de HRZEto (utilizando todos los medicamentos durante todo el tiempo), pero la evidencia fue insuficiente para la evaluación de la OMS en el 2021.

Una consideración clave relativa a la puesta en práctica es la administración del esquema intensivo corto con las dosis correctas de los medicamentos incluidos, usando, cuando sea posible, formulaciones aptas para la población pediátrica de DFC actualmente disponibles. Históricamente, el esquema se administraba en Sudáfrica utilizando una formulación apta para la población pediátrica de DFC de isoniacida y rifampicina (60 mg/60 mg), añadiendo de manera independiente pirazinamida y etionamida. En una consulta de expertos sobre la posología convocada por la OMS en octubre del 2021, se consideró la escasa disponibilidad de esta DFC de 60 mg/60 mg a nivel mundial y la amplia disponibilidad de un comprimido dispersable de isoniacida/rifampicina (50 mg/75 mg), inclusive por conducto del Servicio Farmacéutico Mundial (GDF) de la Alianza Alto a la TB.¹⁶ Tras esta consulta, se elaboró una estrategia posológica provisional basada en las formulaciones de isoniacida/rifampicina, pirazinamida y etionamida aptas para la población pediátrica (véase el cuadro 5.6).

La viabilidad de introducir el esquema intensivo corto depende del entorno. La aceptabilidad, la asequibilidad y el acceso a los medicamentos que lo componen (incluida la formulación de etionamida apta para la población pediátrica) son factores importantes que se deben tener en cuenta. En lo que respecta al esquema intensivo corto, no se debe usar el etambutol en sustitución de la etionamida cuando esta no se encuentra disponible.

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